miércoles, 27 de febrero de 2019

Proceso al proceso (5)

Lo de los procesados por el golpe de Estado en Cataluña está alcanzando unos niveles de surrealismo difícilmente superables. Probablemente, ni el genio de Salvador Dalí habría sido capaz de plasmar semejante sarta de delirios e insensateces. Porque, aparentemente, ni el enfrentarse a la posibilidad de pasar años a la sombra (salvo que sepan algo que nosotros ignoramos) logra refrenar su ansia de decir tonterías, insolencias o ambas cosas a la vez.
Por un lado, uno de los Jorges defendió lo que él llama desobediencia civil y orgullo por el 1-O frente a los magistrados del Supremo. En cuanto a lo primero, este hombre confunde el culo con las témporas, porque la desobediencia civil se parece tanto a las sucesivas algaradas violentas como los repetidamente mencionados Gandhi o Luther King al mamarracho que los menciona. En cuanto a lo segundo, si quiere estar orgulloso de lo que fue un golpe de Estado, perpetrado además con tanta escasez de estilo como de valentía, allá él, es su problema.
Por otro lado, la que fuera presidente de la asamblea legislativa regional, que ya en la fase de instrucción lloriqueó ante el tribunal aludiendo a su condición de abuela (habérselo pensado antes), muestra una ignorancia digna del personaje de Geoffrey Rush en Shakesperare enamorado (el que no paraba de repetir no lo sé, es un misterio), ya que, preguntada por cómo se adquirieron las urnas, contestó nadie sabe cómo se compraron las urnas, me gustaría saberlo.
Tenemos, pues, una tierra en la que nadie celebra un referéndum que se vota en urnas que nadie compró para realizar una declaración de independencia que nunca se hizo efectiva, y en la que una política venida a menos que nada se ufana de haber visto en ruso… una película muda.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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