viernes, 22 de febrero de 2019

Suma y sigue

Comencé la semana pensando que sin vocales padecía un caso severo de complejo de inferioridad que busca combatir encaramándose por encima de todo y de todos. No estoy convencido de que mi diagnóstico sea el acertado –al fin y al cabo, estudié Derecho, no Medicina-, pero de lo que sí estoy absolutamente seguro es que dctr Snchz es un completo sin vergüenza (separado).
Sólo a una persona sin el más mínimo sentido del ridículo se le puede ocurrir que, tras haber sido sospechoso de presentar una tesis doctoral que le escribieron otros, ponga en el prólogo de su siguiente obra, negro sobre blanco, que este libro es fruto de largas horas de conversación con Irene Lozano, escritora, pensadora, política y amiga. Ella le dio forma literaria a las grabaciones, prestándome una ayuda decisiva. Y tan decisiva: vamos a acabar creyendo que el ocupa de la Moncloa no sabe ni hacer la o con un canuto.
Para un sujeto como él, que cambia de idea más rápido que de colchón, que el código ético del PSOE le prohíba cobrar por su libro le trae al pairo. Y sólo alguien sin capacidad alguna de sonrojo puede soltar trola tras trola (falacias fácilmente desmentibles por sus compañeros de partido, que deben estar lamentando no haberle descabellado –politicamente- tras haberle dado la estocada), ufanarse de que su primera decisión como presidente fue cambiar el colchón de la cama de matrimonio de la residencia oficial o atreverse a interpretar los pensamientos del Jefe del Estado.
Con todo esto, la conjunción planetaria de Masturbito queda en una ocurrencia anécdotica de patio de colegio. Pedro Sánchez está consiguiendo algo que resulta letal para un político con aspiraciones: que todos se rían de él.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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