sábado, 13 de julio de 2019

Ten cuidado con lo que deseas

Cada cierto tiempo aparece por este blog el calvo melifluo, aquel que fue jugador y luego entrenador del Farça. Para algunos, entre ellos probablemente él, el mejor entrenador del mundo; para otros, entre ellos con toda certeza yo, el entrenador más sobrevalorado del mundo.
Hoy no voy a referirme (aunque al enumerar las cosas a las que no pienso referirme estoy, de hecho, refiriéndome a ellas) a que lo ganara todo con el Barcelona porque tenía a uno de los jugadores más desequilibrantes de la historia, a la mejor generación del club y al hecho de que los segundos jugaran todos en función del primero. Tampoco voy a referirme al hecho de que contaran con la connivencia arbitral en España (aquel ¿qué más quieres que te de? de Villar) y en Europa (aquel a Messi hay que protegerle de Plattini). Ni al hecho de que, en Alemania y al frente de esa apisonadora que es el Bayern de Múnich, fuera incapaz de hacer lo que consiguió su predecesor en el cargo, ganar la Copa de Europa. Menos aún a que en Inglaterra tampoco lo ha logrado, a pesar del chorro de millones con que le han regado los dueños del club. Porque, y con esto acabo, tampoco voy a referirme a que, en cuestión de ojo clínico para fichar, tiene menos vista que un gato de escayola.
No, hoy voy a referirme a una frase suya de hace diez días. El sujeto dijo que necesita gente que le odie. Vamos a ver: el sujeto es soberbio, mentiroso, traidor, embustero, cursi, pedante, admirador de delincuentes (los golpistas catalanes), hipócrita, despectivo, más falso que un duro de corcho y, para remate, sospechoso de haberse dopado. En resumen, una mala persona. Pero con todo eso lo único que consigue es caer mal a la gente. Nada menos. Nada más.
Y es que, como dijo alguien hace mucho tiempo, odiar a alguien es darle demasiada importancia.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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