domingo, 21 de julio de 2019

Y si no, al tiempo

Quizá el PSOE no naciera siendo un enemigo de España, aunque el hecho de que durante su primer siglo de vida se declara marxista ya daba una indicación de por dónde iban los tiros (en algunos casos, de manera literal).
Sin embargo, sobre todo a partir de la Segunda República, quedó demostrado que a los de la mano y el capullo sólo les interesaba el poder: adquirirlo, conservarlo y usarlo. Y si para ello tenían que saltarse la legalidad –como proclamó, tan pichi, su fundador en sede parlamentaria-, llegar al atentado personal –nueva proclama parlamentaria de Senior, más tarde tristemente refrendada por los hechos- o aliarse con los adversarios de la Patria, ya fueran internos o externos, pues se hacía.
Bastantes parecen haberlo olvidado, pero hace ahora cuatro décadas los dirigentes de la franquicia vasca del partido caminaban tras pancartas en las que se podía leer Viva Vascongadas Libre (en vascuence, por supuesto), y mostraban su comprensión y simpatía a los asesinos del hacha y la serpiente. Fueron los socialistas los primeros que negociaron, que se sepa, con los asesinos; fueron los socialistas los que siguieron haciéndolo aunque hubieran firmado un pacto por las libertades y contra el terrorismo, y aunque hubiera muertos encima de la mesa.
Así las cosas, no es de extrañar que uno de esos asesinos avale el pacto de Gobierno entre suciolistos y neocom diciendo que es el mejor de los gobiernos posibles, una posibilidad que, por desgracia, cada vez parece más cercana.
El mejor… será para ellos, claro. Para España será un desastre.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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