miércoles, 12 de febrero de 2020

Beren y Lúthien

John Ronald Reuel Tolkien es, desde hace casi cuarenta años, mi escritor favorito. Hay ocasiones en las que me pregunto si mi admiración por su obra es merecida. Gracias a su hijo Christopher, recientemente fallecido, he tenido sobradas muestras de contestar afirmativamente a esa pregunta.
Acabo de terminar de leer la penúltima de las obras que publicara el tercero de los hijos de Tolkien. No contenía nada de lo escrito por mano de su padre que no hubiera leído ya, aunque lo hubiera hecho en inglés. Sin embargo, ha resultado muy gratificante leer del tirón y perfectamente ordenada la evolución de la leyenda de los Días Antiguos que más me gustó, incluso antes de saber que era una metáfora del amor del propio Tolkien por su esposa.
Ya sólo me queda uno de los volúmenes dedicadas a las citadas tres grandes leyendas, la última en la cronología interna y la última en ser publicada por el albacea literario del Viejo Profesor. Aún no ha caído, pero caerá.
No lo dudéis.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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