Siguiendo con el caso de los escándalos sexuales, uno no sabe si la gente de la izquierda -no me refiero a los cargos orgánicos, sino a votantes, simpatizantes y militantes- son tontos o se lo hacen.
Porque que la cúpula del partido diga que
todo es un complot -fango, bulo, mentiras, conspiración, pseudomedios-
entra dentro de lo esperable. Que se lo traguen como si fuera una mota de polvo
arrastrada por el viento entra dentro de la idiocia más absoluta.
Porque, entonces, ¿por qué han tardado cinco meses en contactar con las denunciantes, y sólo lo han hecho obligados por la presión mediática?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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