jueves, 18 de diciembre de 2025

Proceso al proceso (687)

A lo largo de estos cincuenta años de democracia -o, al menos, de un sucedáneo aceptable-, hay dos cosas que hasta el sujeto más imbécil y más sectario debería haber aceptado.

La primera, que los partidos secesionistas nunca se van a dar por satisfechos. Se comenzó con el empleo del término nacionalidades en la Constitución, y desde ahí todo ha sido un continuo exigir, exigir y volver a exigir.

La segunda, que un miembro del partido de la mano y el capullo nunca, jamás, en la vida, ni por asomo, cumplirá un compromiso adquirido si puede evitarlo. Es más, lo habitual es que prometa una cosa y haga exactamente la contraria.

Por eso, leer que los jotaporcatos exigen que se aplique ya la bajada de pantalones (léase, la ley de amnistía) a Cocomocho para sentarse de nuevo con el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, es como ver el choque de la fuerza irresistible contra el objeto inamovible.

Y mientras, España paga los platos rotos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: