jueves, 18 de diciembre de 2025

Que jueguen como quieran

Sir Winston Leonard Spencer Churchill definió a un fanático como alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.

En este sentido, los marxistas son unos fanáticos que dejan como tolerantes dubitativos a los mayores integristas religiosos que hayan existido en la Historia de la humanidad. Da igual el tema de que se trate o la materia que se vaya a regular, un marxista traerá siempre a colación las mismas matracas, las mismas monsergas, las mismas sandeces.

Y como por mucha laca que se ponga y mucho modelito que luzca, la tucán de Fene es una marxista, meterá -con una dicción entre sincopada y espasmódica- siempre sus gilipolleces habituales, aunque no vengan a cuenta.

Hace un par de semanas le dio por crear el derecho al juego de los niños -es de suponer que también de las niñas, y hasta de les niñes, no vaya a ser que se le enfurezcan la marquesa de Villa Tinaja y Juanita Petarda-, una tontería como cualquier otra que suelta por esa abertura de la alcayata que tiene como apéndice nasal.

Hasta ahí bien… más o menos. Lo malo es que ese derecho era con perspectiva de género y adaptado al cambio climático.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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