domingo, 22 de marzo de 2015

Arqueros del rey

Tropecé por primera vez con la obra de Bernard Cornwell un poco por casualidad. Desde que empecé a trabajar, suelo comprar la prensa en el Vip’s. Hay tres relativamente cerca de donde trabajo, así que tengo donde escoger. Hará algo más de diez años que me topé con tres gruesos tomos que contaban, por enésima vez, la historia del rey Arturo (aunque para mí era la primera versión escrita después de que yo naciera), aunque con el punto de originalidad (por entonces) de hacerlo desde un punto de vista, por así decir, histórico (es decir, intentando situar los hechos en el contexto histórico de la época en la que se supone que sucedieron): eran las Crónicas del señor de la guerra.
Luego fui sabiendo más de Cornwell, como que era autor de una serie de novelas bastante conocida ambientada en las guerras napoleónicas –las de Richard Sharpe-, que ha dado lugar a una serie de películas en las que, para variar, Sean Bean hace de bueno y no muere (al menos, de momento).
En cuanto a la serie de la que trata esta entrada –The Grail Quest en inglés, Arqueros del Rey en español- también llegué de manera curiosa, ya que el primer libro que leí fue el último -1.356-, y sólo al terminarlo descubrí que existían tres obras anteriores que contaban la vida de Thomas de Hookton. Cuando termine la trilogía tendré que volver a echarle un ojo, porque estoy seguro de que, a pesar de que Cornwell repite las cosas para no perder al lector, se me escapó más de un detalle al leerlo.
Centrándonos en Arqueros del Rey –el título en español está traducido de la edición estadounidense, ya que el original es Harlequin; esta disparidad en los títulos va a ser una constante en toda la serie-, cuenta la vida del protagonista desde que (sin aún saberlo) se cruza con su primo hasta la batalla de Crécy. En lo que parece ser una constante, Hookton se enemista con un noble que le hará culpable de no poder alcanzar los objetivos egoístas del susodicho noble, villano que no recibirá su merecido hasta el final de la novela.
Quizá George R. R. Martin tenga algo de razón cuando señala que nadie describe mejor las batallas de Cornwell. Sin embargo, esto es cierto sólo si no atendemos a la visión general, sino al detalle. Es decir, el lector probablemente no se haga una idea completa de qué ocurrió en la batalla de Crécy con la que acaba la novela, pero tendrá una idea bastante aproximada de cómo la vivieron los combatientes individuales de uno y otro bando.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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