Los extremismos, sean del tipo que sean –políticos, religiosos…- son propensos a las purgas y depuraciones. Siempre habrá alguien que, a juicio de los que tienen las riendas en cada momento, no demuestren el suficiente apego a los valores fundamentales de la ideología que rija el grupo.
En el caso del comunismo, son históricas las purgas que relizó Stalin en el Partido Comunista de la Unión Soviética. Sin llegar a esos extremos, los comunistas españoles, acosados por lo que algunos podrían llamar neocomunistas de Podemos –aunque comunismo y neo son términos que se contraponen, por lo que sólo cabría hablar de paleocomunistas-, se debaten entre la rendición y el luchar para evitar ser devorados.
Dirigida, de momento, por los proclives a la primera postura, han iniciado la limpia de la vieja guardia. De nada les sirve a algunos de los depurados negarse a dimitir y tildar de ilegal su expulsión: la Historia nos ha enseñado que no siempre gana el que tiene razón.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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