Cuando España se encontraba sumida en
la crisis económica, Rodríguez propugnó el aumento del gasto público como
remedio contra la misma. Fue el llamado Plan
E, de infausto recuerdo. En algunos casos, el cartel que anunciaba la obra
costó más que la obra en sí.
Sus sucesores ideológicos –Junior, Billetero y compañía- se descolgaron hace poco con una propuesta semejante, sólo que corregida y aumentada: un despilfarro de dinero público (es
decir, del de todos los españoles, porque el dinero público es de todos y no,
como decía la egabrense, de nadie) de proporciones colosales.
Y, como si no tuvieran ya bastantes
ruinas (y bastante ruina), el acomodado ministro de Economía griego ha
propuesto lo mismo, pero elevado al cubo: un gasto a nivel europeo de ochocientos mil millones (800.000.000.000) de euros, que se dice pronto. Más de
ciento treinta y tres billones, con be de burrada, de las antiguas pesetas.
Y es que, como todo el mundo sabe, la
mejor manera de salir de la ruina es ponerse a gastar como locos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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