Conocidos míos que conocen
personalmente a Pedro Solbes sostienen que el dos veces ministro de Economía y
Hacienda es una eminencia en lo suyo, algo difícil de creer para el común de
los españoles respecto de quien, encontrando a España en dos crisis sucesivas, dejó
su cargo estando el país en peor situación que cuando lo ocupó.
Especialmente grave fue su segundo
desempeño. Olvidados ya, o casi, sus desbarajustes en la época final del felipato (al fin y al cabo, por
comparación, casi resultó el menos malo de los ministros de economía de la
primera etapa socialista), y adquirido un cierto prestigio (y una jubilación de
lo más saneada) en su puesto como comisario europeo, nunca llegaré a entender
cómo aceptó volver a desempeñar el puesto ni, sobre todo, cómo permaneció en él
tanto tiempo. O, mejor dicho, no entiendo como eso se compadece con su supuesta
eminencia.
Una de las peores medidas que se
tomaron durante el zapaterato fue el
llamado Plan E. Como todos los gobiernos de izquierdas, buscaron reactivar la
economía incrementando el gasto público (cuando una familia está apurada, no se
le pasa por la cabeza intentar salir del apuro gastanto más). El concepto en sí
resultaba disparatado para cualquiera con dos dedos de frente (había veces en
que el cartel de la obra costaba más que la obra misma); pero es que, por
razones de mi profesión, puedo dar fe de que aquello fue una chapuza hasta para
los estándares de actuación de los ministros de Rodríguez.
Pues bien, ahora los neocomunistas
proponen doble ración de lo mismo. Junior
se ha sacado de la manga un mega Plan E de cien mil millones de euros para luchar contra el paro.
Suponiendo que aplicaran semejante
dislate (como siempre, no aclaran de dónde piensan sacar el dinero), nos iban a
dejar más hundidos que el Titanic…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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