Una vez más, la doctrina Mafalda prueba ser infalible. Prácticamente nadie con dos dedos de frente (los correligionarios ideológicos no cuentan) apoya al grupito de Junior. Sin embargo, al modo de la aldea de irreductibles galos de las historias de Astérix, en una esquinita de España hay un grupo de personas que sí les defiende.
¿Quiénes, se preguntarán los (hipotéticos) lectores de este blog? Ni más ni menos que el gobierno de la colonia de Gibraltar, ese pedazo de suelo patrio arrebatado con malas artes y mantenido gracias a la torpeza de los españoles y la desfachatez de los británicos a la hora de respetar la legalidad internacional si no les conviene (como leí en El corsario de hierro, se rigen por la norma de con razón o sin razón, mi país es lo primero).
En efecto, los rectores de ese nido de delincuentes consideran que los neocomunistas son humanos en su enfoque; también que son una luz al final del túnel; y consideran que tendrían un impacto claramente positivo.
Para ellos, claro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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