Cuando se supo que la final de la Copa
de fútbol de Su Majestad el Rey la jugarían dos equipos cuyas directivas parece
que compiten entre sí por hacer los mayores desprecios posibles a los símbolos
de todos los españoles, las mentes más razonables sugirieron que se tomaran las
medidas que se suelen tomar (como suele decirse) en los países de nuestro
entorno: esto es, suspender el partido si se pita el himno nacional.
Las fuerzas políticas regionalistas
(demostrando así la politización del evento deportivo) reaccionaron como
acostumbran, esto es, echando la culpa a quienes han señalado lo obvio. Así, el PNV ha atacado al presidente del Real Madrid (club al que detestan pero en cuyo
estadio desearían jugar para así hacer mayor la ofensa) por (dicen ellos)
impedir las banderas regionales en el Bernabéu, y han comenzado una recogida de
firmas para jugar la final en Inglaterra.
Habría que ver si un público tan serio
como el británico estaría dispuesto a tolerar semejante patochada…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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