Ya he señalado en repetidas ocasiones
que la Historia nos ha enseñado que, con frecuencia, quienes desatan los perros
de la guerra para trastocar el orden establecido lo que acaban haciendo es
sufrir las consecuencias de aquello que pretendían para los demás, al írseles
de las manos la situación, o dicho de otra manera al poner en movimiento
fuerzas que terminan no pudiendo controlar.
Algo así puede que esté ocurriendo en
el proceso secesionista catalán. Convergencia engendró (es un modo de hablar,
puesto que los republicanos son anteriores en el tiempo) a Izquierda
Republicana, que les sobrepasó; entre ambas formaciones han alumbrado a la
sedicente Asamblea Nacional Catalana, que ha sobrepasado a ambos partidos; y
ahora, la presidente de ese organillo
ha tenido que llamar la atención a sus seguidores cuando en un acto abuchearon
al socialista alcalde de Lérida. Lo irónico es que a la pregunta hecha por
Forcadell de si son o no demócratas, la muchedumbre contestó afirmativamente.
Y todavía se lo creerán. Que tengan
cuidado, no vayan a acabar en la picota… y no hablo en sentido figurado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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