Izquierda y nacionalistas tienen una cosa en común: todo lo reconducen hacia sí, creyéndose el centro del Universo. Pero, por citar al un amigo mío, se creen mierda y no llegan a pedo.
También tienen en común que carecen de sentido del ridículo, del decoro y de la vergüenza. No respetando nada, ni a sí mismos, son capaces de decir las mayores barbaridades sin importar lo dramático de las circunstancias.
Ejemplo de lo que digo lo hemos tenido con motivo del avión estrellado en los Alpes. Beatriz Talegón, a la que el haber dado a luz no parece haber proporcionado más luces, ha equiparado los muertos por la acción de un demente con los (hipotéticos, hasta donde sé) muertos por la hepatitis C que acostumbran a aprovechar cuando les conviene. Igualmente, el hermano del nuevo niño bonito de los paleocomunistas, de apellido Garzón, ha echado la culpa a la maldita sociedad capitalista, aunque, hasta donde puedo imaginar, no creo que él se fabrique su ropa ni cultive sus alimentos ni viaje por su propio pie; es decir, que él también vive de la sociedad capitalista de la que tanto abomina.
Y mientras, los necionanistas catalanes, tras una semana, han reaccionado protestando porque en la placa del monumento a las víctimas de la tragedia aérea no se ha empleado el catalán…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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