El antiguo comunista, devenido
socialista por aquello de arrimarse al sol que más calienta, Diego López Garrido,
llevaba mucho tiempo sin dar la nota. Apartado de la primera línea de la
política, y hasta de la segunda y la tercera, era difícil que nadie supiera de
sus andanzas, tan discretamente se desenvolvía. Hasta la semana pasada, en la
que a propósito de la matanza de cristianos en Kenia a manos de asesinos
musulmanes, ha definido el hecho como una guerra de religiones.
Curiosa guerra ésta en la que los de
una religión matan y los de otra son los que mueren. Dieguito estaba mejor
callado. Quizá piense que por ser (presumiblemente) ateo él quedará al margen
de esa guerra. No debe saber que los
musulmanes radicales siguen la regla de o
estás conmigo o te mando al otro barrio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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