martes, 28 de abril de 2015

Homogenerales

El lenguaje políticamente correcto sólo tiene una ventaja: como quienes lo emplean suelen decir tonterías, para soltar un número determinado de las mismas necesitan el doble de tiempo que un políticamente incorrecto, como por ejemplo el que escribe estas líneas. Es decir, que en un tiempo dado sólo se verá uno obligado a soportar la mitad de estupideces.
Además de duplicar innecesariamente el número de palabras empleado (mal que les pese a las feminazis, en español el masculino es genérico y engloba al femenino: cuando se pregunta, por ejemplo, si hay algún voluntario para una tarea, no se está excluyendo a las mujeres, caso de haberlas), suelen incurrir en errores gramaticales.
Hablo de la mal llamada ley de violencia de género (que sea además inconstitucional por derogar la presunción de inocencia en el caso del agresor cuando se trate de un varon heterosexual), que en su enunciado comete un error de bulto. Políticamente correcto, pero error al fin y al cabo.
¿A qué me refiero? Al empleo del término género, cuando debería decir sexo (aunque suene sucio). Las personas no tienen género, tienen sexo; lo que tienen género son las palabras: en los formularios se habla de sexo masculino y femenino; los progres hablan de orientación sexual, no de orientación de género…
…y a los que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo (que no de su mismo género, ojo) se les llama homosexuales, y no homogenerales.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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