jueves, 23 de abril de 2015

Neocomunismo platónico

Vamos a ser generosos y decir que el partidito de Junior nació en el mundo de las ideas, de la pura entelequia, de la protesta contra lo establecido, de qué se propone que me opongo. En el mundo del antisistema, por resumir: un mundo en el que no hace falta proponer, sólo criticar y decir eso está mal, pero sin aclarar cómo habría que hacer las cosas para que fueran bien.
Por eso, cuando se ha pasado el trámite de las elecciones europeas, en las que el recurso a conceptos difusos es aceptable y la crítica destructiva asumible, y ha llegado la fase de las elecciones andaluzas primero, y autonómicas y municipales después (qué cosa más poco práctica el que algunas comunidades autónomas puedan disolver la cámara legislativa y convocar nuevos comicios a discreción; sería mucho más lógico y menos enervante que las elecciones se celebraran en toda España cada cuatro años, y punto), se han visto forzados a matizar sus propuestas por un lado, y a enfrentarse a unos resultados menos excelentes de lo que las encuestas vaticinaban.
Renta universal, pero con matices; nada de pactar con la casta, pero con matices; y así. Y cuando, además –porque de donde no hay no se puede sacar-, hay que recurrir a políticos no profesionales (decir amateur o, peor aún, aficionados, suena fatal), la cosa chirría.
Es lo que ha ocurrido en el caso del Ayuntamiento de Madrid. Al modo de un Adolfo Suárez redivivo, no es que puedan prometer, es que prometen. Prometen mucho. Por docenas, por centenares, se cuentan las promesas. Pero no dicen cómo van a llevar a cabo sus medidas, ni de dónde sacarían el dinero necesario para aplicarlas, ni las consecuencias (a menudo desastrosas, según la gente que sabe de esto) que llevarían aparejadas. Eso, cuando las medidas que proponen afectan a competencias autonómicas, estatales o incluso europeas y, por lo tanto, están fuera de su alcance.
Y cuando se le pregunta a la candidata (una juez, así que algo de formación se le supone) sobre, por ejemplo, el IBI, va y responde que es
(…) partidaria de que no hagáis estas preguntas. Lo que realmente importa es generar toda una serie de alternativas que mejoren la desigualdad social. No habrá desarrollo económico si no conseguimos mejorar los índices de desigualdad. Y para eso es necesario que haya servicios, los desplazamientos que significan todo tipo de impuestos y de tasas, habrá que racionalizarlas mucho. Las tasas de basura, por ejemplo. Estamos acostumbrados a que vienen reguladas por las estructuras del IBI y el catastro. ¿Por qué no pensar que pueden ser menores si una persona entrega menos basura?

Es decir, no me preguntéis por cosas concretas, porque lo verdaderamente importante es elucubrar. Como se nota que el neocomunismo nació en la Universidad…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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