El segundo volumen de la trilogía de
Dashner continúa en el tono del primero, profundizando incluso. Aunque la
narración está hecha en tercera persona, se centra en el personaje de Thomas,
cuyos pensamientos y reacciones son los únicos que conoce el lector. Es decir,
que la historia se narra desde su punto de vista, y el lector sabe lo que él
sabe… y, en ocasiones, hasta olvida lo que él olvida.
La narración deviene casi paranoica:
Thomas no sabe de quién fiarse o, por mejor decir, no sabe en quién confiar.
Cuando el volumen termina, ya no sabe si creer a Teresa –el amor de su vida… o
quizá no, recordemos que les han borrado la memoria- o no, después de todas las
judiadas por las que CRUEL y ella le han hecho pasar.
La cosa queda así lista para el tercer volumen. Más le vale a Dashner atar bien todos los cabos, o la cosa puede ser
un fiasco tan grande como el final de Perdidos
o, barriendo hacia casa, Los Serrano.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario