Con motivo de las elecciones
autonómicas andaluzas, ha salido a la luz pública el caso (seguro que no es el
único) de la dirigente (socialista, ¿qué, si no?) que coaccionó a los
trabajadores a su cargo haciendo algo más que insinuar que si el PSOE perdía el
poder ellos perderían el puesto de trabajo. Como reacción, el consejero de Justicia
ha dicho que el comportamiento de la susodicha (de nombre Irene Sabalete) no le
parece muy estético.
Desde luego, ese comportamiento es de
todo menos bonito. Pero es que, además, roza la coacción, el chantaje y demás
delitos conexos, además de poner de manifiesto el hecho de que el PSOE en
general, y el andaluz en particular, consideran la zona al Sur de Despeñaperros
poco menos que como su cortijo.
No quiero ni pensar en cómo habrían
reaccionado si la tal Sabalete fuera, por poner por caso, un miembro destacado del
Partido Popular de Castilla y León, no digamos del de Madrid.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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