Uno, la verdad, no sabe si Arturito Menos es demasiado estúpido,
demasiado cabezota, demasiado miserable, o demasiado de las tres cosas, para
darse cuenta de que cada vez que sale de la Plaza de San Jaime para intentar
vender por esos mundos de Dios el proceso secesionista catalán sólo consigue
perder el tiempo y hacer el ridículo.
Ocurrió en las visitas a las
instituciones europeas y a Rusia, donde fue recibido (cuando lo fue) por
funcionarios de medio pelo. Y ha vuelto a suceder en su visita a Nueva York,
donde Forbes se ha dedicado a
desmontar sistemáticamente todas sus falacias y mentiras.
Si es que hay algunos que no aprenden…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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