La precuela a la trilogía de El corredor del laberinto despeja
algunas de las incógnitas planteadas en la misma, pero no todas. En parte
mediante narración en presente y en
parte mediante flashbacks, se narra
el origen doble de la distopía: las llamaradas solares primero, y el
lanzamiento del virus como modo de reducir la población para ajustarla a los
recursos disponibles después.
Pero sólo cuenta el origen de uno de
los dos personajes principales de la trilogía, y no del teóricamente más
importante (aunque también es cierto que ese segundo más importante era el que tenía el pasado más desconocido),
por lo que todavía queda mucha materia (argumental y temporal) para rellenar
eventuales futuros volúmenes.
En cuanto a la técnica literaria,
sigue siendo la misma: el autor se mete dentro de la cabeza de un personaje y
va narrando la historia a través de ese personaje. Los lectores vemos lo que él
ve, sabemos lo que él sabe y, podría decirse, sentimos lo que él siente… lo que
no deja de tener su importancia, puesto que este personaje no es inmune al
virus.
Por otra parte, el estilo –o lo que
puedo percibir de él a través de la traducción, en algunos extremos mejorable…
¿dónde hay un corrector de galeradas, por favor?- no es demasiado elaborado,
con párrafos y capítulos cortos (de una media inferior a las diez páginas).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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