Muchos criticaron –criticamos, aunque
a mí apenas me lean; parece que algunos, además del que esto escribe, me leen
con cierta regularidad, lo que no deja de halagarme al tiempo que me carga de
cierto sentido de responsabilidad; no porque uno crea que vaya a convertirse en
eso que llaman creador de opinión (en
España la cosa es fácil, porque todo el mundo tiene dos cosas, un culo y una
opinión sobre el tema que sea), sino porque me obliga a tener un cierto cuidado
con lo que digo y cómo lo digo… y pensar que me pasé de las presentaciones de Power Point al blog para no tener estos
problemas de correr el riesgo de pisar callos- el apoyo que ha prestado
Ciudadanos al PSOE en Andalucía (vaya párrafo, y eso que sólo es una frase).
Se dijo, y con razón, que era una
extraña manera de regenerar la vida pública el apoyar al partido gobernante en
la única región de España en la que no se ha producido alternancia, por lo que,
si contamos el régimen preautonómico, llevan en el poder más tiempo que Franco.
Al partido de la reprivatización de Rumasa, de Filesa y Malesa y Time Export,
de Roldán y Mariano Rubio, de los GAL… y, ciñéndonos únicamente al territorio
de Despeñaperros para abajo, de los ERE’s falsos, de la mina de Aznalcóllar, de
Mercasevilla y de tantos y tantos escándalos.
Porque, como dijo la víbora con cataratas, las promesas
electorales se hacen para no cumplirlas. Y lo mismo vale para las de los
acuerdos de investidura. Por eso, que nadie se extrañe ahora si el PSOE
advierte a los que le apoyaron en la investidura de la gestante que no quiere comisiones de investigación en Andalucía.
No vaya a ser que descubran algo… más.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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