No es muy acertado el título en
español de este segundo volumen de las Crónicas de las Tierras Bajas (otra traducción desafortunada, ya que Tierras Bajas sería Lowlands; Underland
podría traducirse como Tierra inferior,
Bajo tierra o incluso Bajotierra), que en inglés sería La profecía de Destrucción (que es como
han traducido Bane). Por esa regla de
tres, los siguientes volúmenes deberían haberse traducido como La tercera profecía, La cuarta profecía y La quinta profecía, ya que está claro
que cada volumen se mueve por uno de estos poemas visionarios (y la cosa queda
bastante clara al final de este volumen).
Entiéndaseme, pero el tono de esta
novela es un poco menos realista que
el del anterior. Bien, vale, de acuerdo: una civilización subterránea, animales
gigantes, inteligentes y parlantes, poemas proféticos… Asumamos todo eso como
el entorno en el que se desarrollan estas historias. Pero en este volumen
Suzanne Collins convierte a Gregor poco menos que en una máquina de matar (una
especie de Lobezo cuando se pone en modo berseker)
cuando se encuentra en peligro.
Por lo demás, sigue la tónica del
libro anterior, profundizando un poco más en los personajes, aunque sin excesiva
originalidad, porque lo de chico conoce
chica, chico y chica no se aguantan ya sabemos que acabará chico y chica están coladitos el uno por el
otro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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