La infanta Cristina, hermana del Rey
de España, sostuvo que era ajena a los manejos de su esposo, que ella no se
enteraba de nada. Fue criticada por aducir semejante excusa, de todo punto
inverosímil, y no parece que vaya a librarse, cuando menos, del banquillo.
Tania Sánchez, ex aspirante a segunda
dama de España, mantuvo la misma estrategia cuando fue acusada de adjudicar un
contrato a una empresa en la que trabajaba su hermano: según ella, no conocía tal circunstancia. Es triste, por tanto, que la familia esté tan
desestructurada como para que, en los tiempos que corren de precariedad
laboral, no se informen unos a otros cómo se ganan las habichuelas. Es hasta
probable que el hermano de marras desconociera que su querida hermanita era
concejal en el ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid.
Sin embargo, y a diferencia de la
infanta, parece que la estrategia de la señorita Sánchez ha tenido éxito,
porque se ha decretado el archivo de la causa contra ella. Por falta de
indicios, nada menos. Se ve que aquí la presunción de inocencia rige de
distinta manera para unas que para otras.
Y ojo, que no estoy diciendo que la
señora de Urdangarín sea inocente. Lo que digo es que la comunista tiene todos
los indicios de ser más culpable que el pecado. Pecado laico, naturalmente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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