Históricamente, el PSOE ha hecho lo que sea y ha
pactado con quien sea con tal de alcanzar y/o conservar el poder o,
alternativamente, evitar que la derecha
lo obtuviera. En 1.934 fue una revolución en Asturias; en 1.936, un pucherazo;
en 2.015, la alianza con todos los partidos posibles y necesarios salvo el
Partido Popular, a pesar de las proclamas de su telegénico secretario general
de que jamás pactarían con terroristas.
Fruto de esos pactos ha sido la entrega de Navarra –la
comunidad autónoma y su capital- a los nacionalistas vascos. Y como los del
p-ETA no son idiotas, han pasado a controlar las fuerzas del orden, tanto en el ejecutivo autonómico como en el consistorio municipal.
A Dios gracias, parece que los cuerpos de seguridad
del Estado no están completamente ciegos ante este estado de cosas, y tanto la
Policía Nacional como la Guardia Civil han decidido reducir los contactos con la policía navarra al mínimo legal estrictamente obligatorio.
Que Jesús dijo que nos comportásemos como hermanos,
no como primos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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