Quizá
leída aisladamente, la obra de Snorri Stúrluson habría resultado más
interesante (que no digo que no lo sea). Sin embargo, leída justo a
continuación del Edda mayor, en la
que en parte se basa (o de la que toma partes, por ser más preciso), resulta
respecto a la misma un poco reiterativa. Por otra parte, al tratarse de una
especie de manual para poetas, el
grueso del volumen (y eso que es más bien delgado, je) es un poco reiterativo y
monótono, en plan ¿y cuál es el kenning
[metáfora, podríamos decir] para Fulanito
de tal?, seguido por pues se le puede
llamar así, y asá, y de esta otra manera, como queda demostrado por Mengano y
Zutano en sus poemas, para a continuación darnos citas de esos poemas.
De
remate, lo de ligar a los ases con los asiáticos (troyanos) es una ida de olla
del carajo. Me recordó al hecho de que Geoffrey de Monmouth también hiciera que
los britanos descendieran de Eneas y sus compañeros: para ser oriundos de una
ciudad arrasada hasta sus cimientos, los antiguos habitantes de Ilión no se
aburrieron nada nada en su diáspora …
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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