Se
aprecia en este volumen un tono que podríamos considerar como ligero o
intrascendente, un poco al estilo de esos holoseriales
que se mencionan en la novela y que fabulan las aventuras de los personajes.
Los enemigos menores (esas criaturas
basadas en impulsos eléctricos y que pueden dar forma a voluntad a esa roca
especial) resultan incluso más fantásticos que lo habitual en las novelas del
universo de La guerra de las galaxias (si
ello es posible).
En cuanto
al villano, resulta un poco de opereta (incluso por su vestuario): convencido
como está de que su triunfo es inevitable, casi diríamos que se regodea en sus
planes y que es su propia soberbia la que precipita su derrota y posterior
huida… huida en la que será perseguido por dos personajes que –hasta donde yo
recuerdo- sólo habían aparecido una vez y de los que apenas tenía recuerdo (de
uno de ellos, ni siquiera eso).
A destacar
que, como elemento excepcional, en ciertos pasajes la acción es contemplada
desde el punto de vista de R2-D2.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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