sábado, 24 de octubre de 2015

Es libertad de expresión, gaznápiros hipócritas

Entre la primera y la segunda gran extinción de entradas del blog (sí, ha habido dos) me surgió el tema de los silbidos a Piqué en los partidos de la selección. A diferencia de otras noticias desaparecidas (por ejemplo, recuerdo que había algo referido al alcalde de Cádiz, me parece que en relación con calificar de nazis a los alemanes), sabía que el tema sería recurrente y que volvería a tener ocasión de poder escribir sobre el mismo.
Y así ocurrió cuando la selección fue a jugar a Logroño: que la afición recibió al central del Barcelona con más pitos que aplausos. Lógicamente, le defendieron los de siempre –el seleccionador nacional, el charnego (que dijo que los que le pintan son del Madrid, lo que convertiría al equipo blanco en el club con más aficionados de España… lo que probablemente sea cierto) y la mayoría de los llamados periodistas deportivos-, que parecen no darse cuenta de lo que ocurre.
Porque todos parecen creer que se pita al Piqué por ser independentista, y no es así. No únicamente, al menos, en mi opinión. Por esa misma regla de tres, se pitaría también a Guardiola, a los sucesivos presidentes del más que un club y a tantos otros. No, se le pita porque apoyó la pitada al Himno y al Rey en la final de Copa. No se pita, por ejemplo, a Iniesta (aunque se le debería pitar) porque, preguntado por el tema, se puso de perfil y más que de manchego ejerció de gallego.
Se le pita, en suma, por lo mismo que aducen los que pitaron en el campo del Barcelona: porque no les gusta y quieren demostrar ese disgusto. Y mucho me temo que eso va a ocurrir hasta que el papá del niño con nombre de goma de borrar se retire, salvo que pida disculpas (algo que, a tenor de sus palabras, no parece que vaya a ocurrir).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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