En
los partidos políticos tradicionales
hay lo que se llaman corrientes o sensibilidades; cuando las mismas son
unipersonales, se denominan versos sueltos.
Los nuevos
partidos (antes UPyD, ahora Podemos y Ciudadanos) también tienen, aunque recién
aparecidos (unos más recientes que otros), esta disparidad de opiniones. La manera
de reaccionar ha sido diversa: en el partido magenta se les depuró, en el
partido morado se les ignora olímpicamente (y todavía deberían alegrarse de que
en este aspecto del trato a los discrepantes los neocom no se parezcan a los paleocom…
de momento).
En
cuanto al partido naranja, la cosa ha estado curiosa, porque dos miembros de su
comité de sabios (de sabihondos,
habría que decir, en este caso y en los demás) han propuesto la celebración de un referéndum de independencia para Cataluña, considerando que habría que
modificar la Constitución para hacerlo posible dentro de una ley de claridad.
Ante
esto, el presidente del partido ha reaccionado desautorizando a los sedicentes
sabios y señalando algo que resulta obvio para cualquiera con dos dedos de
frente y un mínimo de decencia: que la soberanía no es divisible.
De momento…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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