Cuando
el grupito de Junior no era más que
una panda de delinquidores, se dedicaban a empapelar nuestras ciudades con
proclamas plúmbeas e infumables en las que, demostrando una supina ignorancia
en materias como el Derecho y la Economía, se permitían realizar artificiosas
disquisiciones entre deuda legítima e
ilegítima, obviando el hecho
ineludible de que toda deuda legalmente contraída es, per se, indefectiblemente legítima.
Sí,
lo sé, conforme el párrafo anterior avanzaba, devenía más y más perifrástico y
emperifollado. Ha sido algo buscado a propósito. No sé exactamente con qué
propósito, la verdad –más allá de emplear vocablos cuanto más rebuscados y
rimbombantes, mejor-, pero a propósito.
A lo
que iba. Enfrentados a la dura realidad del cotidiano ejercicio del poder, los neocom se han visto forzados a recular
en algunas de sus plazas y en algunas de sus materias. Eso sí, obstinados como
son, falsean las razones por las que lo hacen (o por las que no lo hacen, depende
del punto de vista).
Tomemos
como ejemplo la Villa y Corte. El consistorio presidido (decir dirigido sería asumir que saben a dónde
van…) por doña Rojelia se ha visto
obligado a seguir amortizando la deuda contraída por Ruiz Gallardón y reducida por
Ana Botella (sí, esa alcaldesa tan denostada por no hablar bien en inglés –quisiera
saber cuántos del actual equipo de (des) gobierno municipal se desenvuelven con
soltura en la lengua del bardo de Stratford- y por ser esposa de quien es);
pero claro, como esa onerosa (nunca mejor dicho) y, en su opinión, oprobiosa
deuda no debería (según ellos) ser pagada, salen con que aprueban medidas de
austeridad por responsabilidad de
gobierno cuando lo que pasa es que, en realidad, la Ley no da otra opción.
Si
es que la izmierda sólo acierta
cuando rectifica… y no siempre, todo sea dicho.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario