Habrá quienes consideren a Guillermo Toledo como un saco de mierda que, precisamente por serlo, no hace más que vomitarla a las primeras de cambio. Lejos de mí decir tal cosa: pienso, en cambio, que habiendo nacido en El Viso, el mediocre actor siente una necesidad imperiosa de reafirmar su estatus anti burgués y anticapitalista, profiriendo denuestos e improperios sin que nadie le haga ya, afortunadamente, demasiado caso.
Su última sarta de deposiciones verbales ha ido dirigida contra la alcaldesa de Madrid, la inefable doña Rojelia, a cuenta de la creación de la Comisión de la Memoria Histórica. Le ha molestado la elección de algunos de los miembros del comité, y califica al grupo de repugnante e intolerable al haber sido propuestos por, entre otros, Aguirre, Ciudadanos, PSOE y la Conferencia Episcopal.
Evidentemente, de cosas que no pueden tolerarse el patético intérprete está bien titulado para hablar, puesto que él no tolera nada: ni la pluralidad ideológica, ni la discrepancia política, ni la actividad pública. Y remata la faena con una última coprorrea: Tú te cagas en nuestros muertos, yo me cago en los tuyos.
Como tanto rojo sobrevenido, lo más probable es que sus muertos sean los que mataron (según él) a los que él llama, erróneamente, sus muertos. Vamos, que naciendo en El Viso no me parece que su familia sea roja carmesí, precisamente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!