Uno de los grandes errores –iba a poner mayores, pero la verdad es que los que cometió fueron de tal calibre que es difícil establecer una jerarquía entre ellos- que perpetró el infausto zETAp fue el de reabrir las heridas que había dejado la Guerra Civil. Mal que bien, los españoles habíamos logrado dejar atrás el tema y los viejos rencores, y salvo algún inmigrante venezolano con peinado de ensaimada que proponía dinamitar el Valle de los Caídos, las aguas bajaban razonablemente tranquilas.
Tras el septenio circunflejo, la cosa se ha soliviantado, y los promotores de la infausta norma (algún día tendré que hacer el esfuerzo de leerla y comentarla) no paran de lanzar iniciativas, a cual más peregrina y más molesta para los ciudadanos (como, por ejemplo, incorporar la calle de Hermanos García Morato a Arturo Soria, con lo que supondría de renumeración de ambas).
E incluso las filas neocom no andan nada prietas, porque lo que a unos les parece una desmesura a otros les parece de una tibieza insoportable, sin que se hagan discriminaciones en cuanto a la distribución del sectarismo y la incultura. Así ha ocurrido, por ejemplo, en la creación del comisionado de memoria histórica del ayuntamiento de Madrid, tema que a buen seguro no se encontraba entre las prioridades de muchos de sus votantes, y de más aún de los que no les votaron (y que les botaríamos con el mayor de los gustos). Tal creación ha provocado bronca y división, con críticas que venían tanto de las filas propias como de las ajenas.
En fin, como estos comunistas del siglo XXI no paran de sacar la pata después de meterla hasta el sobaco, sólo nos queda esperar que esta vez también lo haga.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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