El
papanatismo de los culerdos alcanza
niveles francamente hilarantes por su pretenciosidad y absoluta falta de vergüenza.
De los últimos en hablar ha sido el charnego miserable, ahora disfrutando de un
exilio dorado en no sé qué país de los del golfo Pérsico.
La cosa
ya fue de traca cuando, hace años, el Farça
cayó en semifinales frente a un equipo alemán (el Bayern de Múnich, creo
recordar) que le metió un saco de goles (siete me parece) entre la ida y la
vuelta. Incapaces de reconocer el ridículo, lo aumentó diciendo que ellos
habían tenido el setenta por ciento de la posesión del esférico, sin darse
cuenta (eh, ese nivel de inteligencia da para lo que da) de que, cuando un
equipo que sólo tiene el balón menos de una hora de las tres que dura la
eliminatoria te mete más de media docena de goles, a lo que has estado haciendo
se le llama marear la perdiz. Ahora, tras la eliminación del Barcelona por el
Atlético de Madrid, se ha despachado diciendo que un equipo grande no debe jugar como el Atlético, y que no disfruta viendo a gente que se encierra para ganar.
Algunos,
en cambio, hemos disfrutado una barbaridad viendo cómo el (autoproclamado)
mejor equipo del mundo, con el (según dicen… ellos) mejor jugador de todos los
tiempos y practicando (según ellos, de nuevo) el mejor fútbol de la historia,
ha sido eliminado por el equipo de la ribera del Manzanares.
De hecho,
he disfrutado casi tanto como cuando a los rojiazules los eliminaban de las
competiciones europeas… dos veces en la misma temporada.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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