El
sistema penal español es bastante asquerosito. Parte de la premisa de que el
objeto de la pena es la reinserción del delincuente, en lugar de la
salvaguardia de las víctimas. Sólo así se explica que las disposiciones penales
sean irretroactivas cuando son sancionatorias, pero no cuando puedan beneficiar
a los criminales.
Como
consecuencia, ante cualquier reforma del Código Penal cabe la posibilidad de
que los condenados vean reducidas sus penas, o que incluso sean puestos en
libertad aunque se trate de los autores de los crímenes más repugnantes y
vituperables. Ocurrió cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos anuló la
llamada Doctrina Parot, y fueron
liberados desde terroristas a violadores, pasando por los secuestradores y
asesinos de Anabel Segura.
Y
puede volver a ocurrir ahora con presos de ETA, ya que los magistrados de la Audiencia
Nacional se reunieron ayer para estudiar si aplicaban un atenuante a terroristas
sin delitos de sangre.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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