La novedad
más llamativa cara a la probable nueva convocatoria electoral (probable en el
momento en que escribo estas líneas, diez días antes de ser publicadas) es la concurrencia en coalición de paleocom
y neocom. Es decir, que el Partido
Comunista de España, subsumido en Izquierda Unida, subsumida en no recuerdo qué
siglas, se sub-sub-subsumirá en una especie de Frente Popular redivivo al que
por sus siglas podríamos considerar como una Formación Profesional, puesto que
a lo que aspira, al menos por parte de los comunistas de toda la vida, es a colocar a cuanta más gente mejor, para así no
desaparecer ahogados por las deudas. Porque, no nos engañemos, el casi millón
de votos que consigue Izquierda Unida son los sufragios menos rentables, por
mor de la vigente Ley D’Hont que rige nuestro sistema electoral.
Las reacciones
ante la noticia han sido diversas. El PSOE, quizá temiendo que se produjera el
temido sorpasso (que el iluminado
cordobés ya perseguía hace un cuarto de siglo), afirmó que los morados
persiguen a los rojos porque buscan así tapar el boquete electoral que se produciría respecto a los últimos resultados, y que cifran en un cuarenta por
ciento. Así las cosas, el PSOE podría seguir siendo la segunda fuerza política
en España, aunque otros sondeos auguran el desplome de los del puño y la rosa
si se repitieran las elecciones (lo que explicaría los intentos, hasta última
hora, de Pdr Snchz por alcanzar una
mayoría que le permitiera ser investido presidente).
Mientras,
la vieja guardia comunista no ve con buenos ojos el citado pacto, quizá temiendo –es una impresión personal- que
tanta sub-sub-subsumisión derive, lisa y llanamente, en una sumisión a ese
grupo del que intentaron aprovecharse políticamente cuando el de la coleta y
sus cofrades eran poco más que una panda de delinquidores que se dedicaban a
coartar la libertad de circulación –y las más elementales normas de higiene
urbana-, aunque curiosamente (es ironía) con preferencia en aquellos
ayuntamientos gobernados por la derecha.
A la
salida de su audiencia con Su Majestad el Rey, la cabeza de cartel (de momento)
paleocom comentó (en ese alarde de
indiscreción tan propio de los progres de todo pelaje) que habían hablado bastante de la posibilidad de que haya una confluencia,
un interés que a Garzón le había parecido algo
normal, como a cualquier otro ciudadano. Cuando vamos por la calle, la gente
también nos lo pregunta.
Dejando
aparte que el Rey no es cualquier otro
ciudadano, el paleocom no
especificó qué sentimientos le producía al monarca la posibilidad de esa confluencia.
Al menos, esta vez (de momento cuando escribo) todavía no han hecho un montaje fotográfico
coloreando la franja inferior de la bandera de España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario