La
universidad española actual da la impresión de ser, básicamente, una fábrica de
burros con título. Lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta la catadura
intelectual que forma a esa recua de pollinos.
Tomemos,
por ejemplo, al secretario general de los neocom,
ese al que suelo referirme en este blog por el apelativo de Junior. Según Wikipedia, este sujeto es
licenciado en Derecho y doctor en Ciencias Políticas. Bueno, pues a pesar de
eso manifiesta una ignorancia palmaria tanto del principio de la división de
poderes como del ordenamiento jurídico español vigente. Según el de la coleta, si aunque no incumpla la ley, el Gobierno
desoye al Parlamento se está cuestionando el espíritu de la Constitución y de
la separación de poderes.
A este
gaznápiro habría que explicarle que en un sistema en el que rige la división de
poderes, el papel del parlamento es, por un lado, aprobar las leyes y, por
otro, controlar al ejecutivo, pero no decirle lo que tiene que hacer. Salvo que
este ígnaro entienda la división de poderes en el sentido que lo hacen todos
los autócratas que en el mundo han sido: legislativo,
ejecutivo y judicial son independientes unos de otros… y los tres hacen lo que
mando yo.
Ante
semejante muestra de inepcia, no es de extrañar que desde el grupo
parlamentario más numeroso en el Congreso tengan que echar una manita a estos
descerebrados para que el Gobierno vete menos iniciativas de su grupo, o que el
subvencionado por el gorila rojo y
los ayatolás de Irán no asistiera a los actos del día de la Constitución.
Sería
para no volver a quedar en evidencia, digo yo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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