En
general, existen dos modos de decir las cosas; la buena… y la que suele emplear
el Partido Popular, cuya política de comunicación parece diseñada por su peor
enemigo.
Tomemos,
por ejemplo, la situación en Cataluña, con los llamados nacionalistas moderados echados al monte, mientras los
nacionalistas radicales están ocho pueblos más allá del monte. Lo lógico sería
que los partidos llamados nacionales,
constitucionalistas o españolistas –es decir, PP, PSOE (que no
PSC) y Ciudadanos- actuaran de común acuerdo para combatir el lavado de cerebro
al que se ha visto sometida la sociedad catalana en las últimas cuatro décadas
largas (y eso, siendo suaves).
La
cosa se puede plantear proponiendo un pacto entre las tres fuerzas como alternativa al separatismo… o proponiendo a dos de ellas que sean cómplices del Gobierno. ¿Adivináis cuál de esas dos opciones eligió
la vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular?
Os
voy a dar una pista: la buena, no.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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