En una
de las entradas que dediqué a los atentados islamistas en París dije que estábamos
en guerra con los terroristas islámicos, y que mientras no fuéramos capaces de
reconocer eso seríamos también incapaces de vencerles, porque ellos están
decididos a destruirnos.
Algo
semejante ocurre con los secesionistas catalanes. Están decididos a destruir
España, y mientras los partidos nacionales no sean capaces de asumir ese
designio, los separatistas tendrán las de ganar o, por mejor decir, España
tendrá todas las papeletas para perder.
Porque
¿cómo están las cosas? Mientras la Asociación de Municipios Independentistas manda cuatrocientas cartas por todo el mundo (a países de tanto peso en la esfera
internacional como Burkina Faso o Kurdistán) para vender el proceso separatista, el ministro de Justicia no ve delito en el desplante separatista al día de la Constitución. Mientras Francia –un país
que tiene las cosas bastante claras en materia de secesionismo, y si no que se
lo digan a los corsos- pide a Cataluña que respete su soberanía (la de Francia,
claro) y aboga por una España unida, Triple
S se monta un despachito en Barcelona para dialogar… y Cocomocho monta una cumbre para armar el nuevo referéndum y dice a las claras que quien piense que esto va de cuatro duros no ha entendido nada (algo que no tengo
yo demasiado claro, porque para los catalufos
nada hay más sagrado que aquello de la
pela es la pela).
Al
menos, algunos políticos –quizá eméritos,
pero políticos al fin y al cabo- tienen las cosas un poco más claras. José
María Aznar, por ejemplo, se ha queja de la
tendencia del PP de asumir el relato que hacen de él sus adversarios (o,
como diría Federico Jiménez Losantos, de ser unos maricomplejines); cuando Triple S dice que quizá el PP habría
tenido que buscar el diálogo con el
PSOE en el asunto del sedicente estatuto sedicioso, Aznar le recordó que en aquella época se había firmado el Pacto del Tinell, por el que todos los partidos catalanes sin excepción se
comprometían a no pactar nunca, nada, con el PP.
Así
las cosas, los necionanistas siguen
con sus chulerías y desplantes. Tras la decisión del Tribunal Constitucional de paralizar las resoluciones del Parlamento catalán que abren la vía a convocar un referéndum independentista en 2017, Paco Jones preguntó (cree el
ladrón que todos son de su condición) ¿Vendrán los tanques, enviarán matones?
Llamada
a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (por lo que les
molesta, parece que un órgano verdaderamente judicial, y no político) por la
sesión de la asamblea legislativa en la que se debatieron las ponencias
independentistas, Carmen Forcadell fue arropada por sus compinches (eso sí que
es una actitud de matones, Paquito), mientras Cocomocho, con un desparpajo digno de Arturito Menos, afirmaba que si era inhabilitada seguiría siendo presidenta de la cámara, y Trias retaba a la Guardia Civil diciendo Que vengan a detenerla.
Pues
que tengan cuidado: no es bueno tocarle las narices a la Benemérita…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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