domingo, 18 de diciembre de 2016

Cien años después, lampedusianismo total

La historia de la extrema izquierda es la de un inacabable proceso de depuraciones. Todavía en época de Marx, los socialistas (léase, comunistas) echaron a los anarquistas. Más tarde, en Rusia, los bolcheviques echaron a los mencheviques… y poco después, Stalin fue echando a todos aquellos de los que sospechaba. A continuación, los comunistas chinos tuvieron su propia serie de depuraciones (que si la Revolución Cultural, que si  banda de los cuatro…). Más cerca, tanto en el tiempo como en la distancia, los terroristas vascos sufrieron su propia depuración, cuando se separaron los de la llamada Eta Político-Militar.
Ahora parece que ha llegado el turno de los neocom, donde las disensiones entre lo que podríamos llamar moderados (o prágmáticos) y exaltados (al fin y al cabo, los dos grupos que siempre han estado en lucha en todo tipo de organización) han llegado a tal extremo que incluso han paralizado el grupo parlamentario en el Congreso. Entre fintas y movimientos, la cosa está entre quienes controlan el aparato (es decir, Junior y sus seguidores) y quienes parecen querer ser califa en lugar del califa (Errejón y otros, como los llamados anticapitalistas).
Y a pesar de que algunos piden un debate de altura para saber qué rumbo debe tomar el partido, y a pesar de que se les llenaba la boca cuando juraban y perjuraban (más lo segundo, visto lo visto) que todo lo harían con luz y taquígrafos, y no mediante conferencias en reservados, el hecho es que el número uno  y el número dos han acabado pasando de la dirección del partido y reuniéndose ellos dos en un despacho, a puerta cerrada, para intentar dirimir sus diferencias.
La conclusión es que Junior ha adoptado la postura de todo autócrata, es decir, o se está con él, o se está fuera, puesto que ha exigido el fin de los partidos dentro dePodemos tras el próximo congreso. Y, al parecer, el gran visir se ha plegado, puesto que las noticias que han salido es que en esa conferencia secreta se ha alcanzado un acuerdo de mínimos.
Cuando aprietas mucho algo, pueden pasar dos cosas: que la presión mantenga las cosas controladas, como ocurre con el carbón, que da lugar al diamante; o que la cosa acabe reventando, como sucede cuando presionas demasiado un globo hinchado, que acaba explotando. Junior parece creer que conseguirá lo primero. Yo, la verdad, deseo que ocurra lo segundo. Dado que los neocom son un batiburrillo de lo que el de la coleta llama partidos, no es sólo deseo: es convencimiento.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: