Las
izquierdas nunca han sido buenas gestionando nada, en términos de rentabilidad
coste/beneficio: ni países, ni economías, ni contiendas (si los soviéticos
ganaron a los nazis fue, fundamentalmente, porque pusieron más carne en el
asador, no porque la carne fuera de mejor calidad).
En
lo que sí se han especializado es en la propaganda, en la compraventa de
jumentos: otra cosa es que encuentren a quienes les compren los asnos. Sin
embargo, surge el problema cuando dos bandas de cuentistas coinciden intentando
colar la misma trola; lógicamente, cada uno presentará el asunto del modo que
considere más favorable para sí y más desfavorable para el contrario.
Uno
podría pensar que, como lo que dicen no coincide, uno, o los dos, está
mintiendo como el bellaco que es. Sin embargo, cabe otra posibilidad, y es que
ambos estén diciendo la verdad. No una verdad absoluta, claro está, porque algo
completamente cierto excluiría cualquier otro relato que lo contradijera,
siquiera parcialmente, sino una parte de la verdad, unas verdades
complementarias entre sí.
Tomemos
el caso de las negociaciones entre socialistas y comunistas para lograr la
investidura de Sin vocales. De
momento, esas negociaciones parecen haber fracasado. Según la vicepresidente
Bocachancla, el pacto con los neocom
está cerrado; según los de no sé hacer la ‘o’ con un canuto, el
candidato a presidente no tiene proyecto
para España.
¿Quién
dice la verdad? ¿Quién miente? ¿Mienten ambos? ¿O ambos dicen la verdad? Pues,
como de costumbre, los de la mano y el capullo no son sinceros ni aunque se
empeñen, y la rabia ha hecho que los de la hoz y el martillo expresen algo que
es cierto.
Y
así nos va…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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