Cualquiera
que me conozca personalmente, o que haya leído este blog, sabe que mi opinión
de José Luis Rodríguez Zapatero es de imposible empeoramiento. Sin embargo, una
cosa he de reconocerle: fue el último presidente de Gobierno que intentó
cambiar España. Para mal, desde mi punto de vista, pero lo intentó.
Sus
sucesores, en cambio, han tenido un único objetivo, o eso parece: mantenerse en
el poder. Rajoy, desde la aparente abulia, ejercitando ese tancredismo que
tanto le criticaban y que consistía, básicamente, en no hacer nada, para dejar
que los problemas se acabasen pudriendo ellos solos; tancredismo que, llevado
al extremo, hizo que fuera el primer presidente de Gobierno que perdiera una
moción de censura, desperdiciando la mayoría absoluta de sus primeros cuatro
años para intentar revertir las nefastas medidas tomadas durante el rodrigato.
El
actual presidente, ese Pierre Nodoyuna con complejo de Pedro Bello, parece
decidido a disfrutar de las gabelas del poder todo lo que pueda, y a hacer casi
cualquier cosa para prolongar su estadía en la poltrona. Su ambición y soberbia
le llevan a situaciones que oscilan entre el ridículo y el bochorno. Y como
sabe que, estando en funciones, seguirá en el machito, no muestra ninguna
prisa, ningún apuro y ningún afán por deshacer este impasse político.
Y
como todo lo demás se le da una higa, tan pronto llega tarde casi una hora a su audiencia con Su Majestad el Rey por sus
reuniones con grupos sociales (por menos de eso, en otros tiempos te
cortaban la cabeza) como anuncia a primeros de Agosto que no presentará su
nuevo proyecto hasta finales de este
mes o principios del siguiente. Porque claro, está tan cansado de no hacer nada
que tiene que irse de vacaciones, vacaciones de las que no le apea ni un
incendio devastador en Canarias. Y cuando vuelve de esas vacaciones tan (in)
merecidas, el que alardeaba de transparencia
y afeaba la práctica del plasma a su
predecesor rechaza contestar a cualquier pregunta que no tenga que ver con el
antedicho incendio, ese del que no consta que se haya tomado la menor molestia
en ocuparse mientras holgazaneaba a costa del erario público.
Y,
para remate, el presidente en funciones sigue alargando los plazos (a él qué más
le da, si ya está viviendo a cuerpo de rey): la semana que viene sólo habrá más
fotos con colectivos sociales.
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