En
la literatura occidental es bien conocida la fábula de la zorra que, viendo un
apetitoso racimo de uvas colgando de una parra, pergeñó todo tipo de argucias
intentando conseguir la apetitosa fruta. Cuando, finalmente, fue incapaz de
ello, se alejó murmurando que, después de todo, las uvas estaban verdes.
Es
éste el clásico ejemplo de quien, dándose cuenta de que no va a poder alcanzar
el objetivo que se ha marcado, intenta guardar las apariencias proclamando que,
al fin y al cabo, dicho objetivo no merecía la pena. Así es como interpreto el
hecho de que la ministra española Nadia Calviño –probablemente uno de los pocos
miembros competentes y con una carrera al margen de la política (al menos, de
la nacional) del gobierno presidido por Sin
Vocales, lo que hace que me pregunté qué demonios hace allí- se retirase de la carrera por dirigir el Fondo Monetario Internacional.
Es
decir, un me voy antes de que me digan
que me vaya.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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