En
Febrero del año pasado me compré tres libros de Stanislaw Lem, a pesar de que
los dos suyos que ya había leído –Solaris
y Fiasco- resultaron un poco más
densos, un poco más filosóficos, podríamos decir, de aquello a lo que estoy
acostumbrado. Uno lo le hace ascos a un filet
mignon, pero disfruta de verdad tomando una grasienta hamburguesa, aunque
no sea demasiado sana.
La
compra la hice confiando en que los comentarios que había leído, que decían que
las obras que pensaba adquirir eran más ligeras
que las mencionadas, fueran veraces. Y lo han sido, por lo menos en este primer
volumen.
Las
cinco historias que comprende este volumen me han recordado poderosamente el
estilo de los relatos de Asimov. Con un personaje común en todos ellos –naturalmente,
el piloto Pirx que da nombre al volumen-, Lem va mostrando la evolución vital
del personaje –por más que, por lo visto, el autor afirmara que la obra no
tenía esta intención-, un tipo de lo más normal que se ve metido, de hoz y coz,
en las situaciones más anormales.
Algo
que hay que agradecer es que, en general, Lem introduzca notas de humor entre
las toneladas de sentido común que llenan sus páginas, aunque a veces ese
humor, como en el caso de la quinta y última historia del volumen, no aparezca
hasta, literalmente, la última frase.
Veremos
qué depara la segunda parte…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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