La
izquierda, la española al menos, nunca ha sabido gestionar la riqueza, mucho
menos generarla. El camino más seguro hacia la ruina absoluta es dejar que
políticos de izquierdas ejecuten, sin cortapisas, políticas de izquierdas.
Un
ejemplo de esto lo tenemos en la capital de Aragón, la antigua Cesaraugusta, la
ciudad que se acentúa en todas sus sílabas: Zaragoza. Hace cuatro años llegaron
al poder en el consistorio maño la franquicia neocom de la región. En este cuatrienio, lo más relevante que
hicieron en materia económica fue cargar a las arcas municipales los gastos en
fijador capilar del primer edil. ¿El resultado de tan brillante gestión
presupuestaria? Que el nuevo equipo se ha encontrado las cuentas en quiebra.
Así
que ya se sabe: en tiempo de rojos…
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