El
nacionalismo es una ideología periclitada. Por lo tanto, sus manifestaciones y
actuaciones no suponen en ningún caso un avance sino, al contrario, un
retroceso.
En
un mundo cada vez más internacionalizado, el mirarse el ombligo local no puede
traer nada bueno. Y si en Cataluña se dedican a tirar piedras contra el
turismo, en el archipiélago balear no son menos y la juventud descerebrada que
engorda las filas de los separatistas se han lanzado ahora al terrorismo –pues no
otro calificativo merece su conducta- callejero contra los coches de alquiler.
Pues
nada, que se alimenten sólo de sobrasada y ensaimadas, que el colesterol se les
va a poner por las nubes.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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