Debería
haber escrito (y publicado, claro, pero es difícil publicar algo que no se ha
escrito) cuando se hizo evidente que Netflix daba por concluida su alianza con
Marvel y cesaba la emisión de las series con los personajes de la editorial;
esto es, Daredevil, Jessica Jones, Puño de Hierro,
Luke Cage, El Castigador (me
niego a llamarle Punisher) y Los Defensores. Vamos por partes:
- Daredevil: probablemente por ser la primera en realizarse, y por ser el personaje con más historia, es la más elaborada de todas. Como en cualquier traslación de los superhéroes al celuloide (lo llamaré así aunque es probable que el soporte sea digital), hacen una mezcla de diversas tramas. Como mayor acierto, la elección de Vincent D’Onofrio para el papel de Kingpin; como punto más extraño, que Karen Page tenga como segunda profesión la de periodista (aunque es algo que se vio en la serie del Cuernecitos en su día), y no la de actriz.
- Luke Cage: tiene en común con su contrapartida dibujada el ser un héroe muy pegado a la calle, en concreto a su barrio de Harlem. Por el contrario, obvia completamente su etapa de héroe de alquiler, eligiendo luchar contra los gánsteres pro bono… sólo para acabar, quizá, convirtiéndose en aquello que ha luchado por erradicar.
- Jessica Jones: el personaje del que menos conozco, quizá por ser el más reciente. Como Luke Cage (su esposo en los tebeos) ya está emparejado con otra, la detective alcohólica, violenta y malhablada va de pareja en pareja. Como acierto, el presentar a Patsy Walker dentro del elenco de secundarios, siendo un personaje con muchos más kilómetros que Jones.
- Puño de Hierro: parece que fue la serie que menos éxito tuvo. Quizá porque su trama no es exactamente superheroica, sino lo que podríamos llamar una extraña mezcla entre empresarial y mística. Lo mejor de todo fue la estúpida polémica que se montó por parte de los ignorantes que protestaban por haber elegido a un blanco para interpretar a un maestro de las artes marciales. Dejando aparte el hecho de que el suponer que un no oriental no sea capaz de alcanzar la maestría en tales estilos de lucha supone una muestra de racismo bastante poco progresista, se da la circunstancia de que el personaje es blanco en los tebeos. Lo peor de todo es que la serie terminó cuando empezaba a ponerse interesante.
- Los Defensores: probablemente quedara como una especie de serie limitada aunque Netflix no hubiera cancelado las series. Si en los tebeos los Defensores son el no grupo por excelencia, en la televisión lo son todavía más: una serie de justicieros a los que, por diferentes razones, les gusta trabajar en solitario pero que, por la fuerza de la circunstancias, se ven forzados a colaborar entre ellos.
- El Castigador: probablemente, el éxito sorpresa (el sleeper, que dicen los americanos). Tanto es así que no estaba previsto en la parrilla inicial. Jon Bernthal compone un personaje mucho más creíble que Thomas Jane (demasiado blandito) o que Ray Stevenson (demasiado brutote), pero que no deja de ser una auténtica máquina de matar, no importa las balas que le metas en el cuerpo.
En
resumen: una más que digna adaptación de los tebeos a la pequeña pantalla, y una
lástima que las series hayan sido (esperemos que sólo temporalmente)
canceladas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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