Cuando
los partidos políticos funcionan fuera del ámbito parlamentario pueden
(llámense Podemos, Equo, Vox o lo que se quiera) hacer las proclamas más
estrambóticas, desaforadas, irrealizables o demagógicas: ya sea el impago de la
deuda pública o la expulsión inmediata de todos los inmigrantes ilegales.
Pero
llega el momento de bajar a la realidad, y las veleidades etéreas de los
programas deben contrastarse con el día a día. Llega entonces el momento de
hablar de un modo realista, de ponderar los pros y los contras, de ceder en las
posiciones en principio irrenunciables.
Y
si en el plano teórico se puede rechazar de plano el acudir en coalición
electoral con un partido al que has tildado de derechita cobarde, cuando se le ven las orejas al lobo de las
elecciones toca decir que no se descarta hablar de esa coalición en circunscripciones pequeñas, o incluso
en algún otro sitio más.
Ya
se sabe: en política, nunca quiere
decir de momento.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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