Una
de las constantes en este blog es mi opinión de que la izquierda en general, y
los neocom en particular, no saben
gestionar lo público. Si a esto añadimos el hecho de que varios de los más
significados dirigentes de esta ideología provienen de lo que podríamos llamar el mundo antisistema, el desastre es
cosa segura.
Viene
todo esto a cuenta de la situación de inseguridad que se vive en Barcelona
últimamente. Al frente del consistorio de la ciudad condal está una inútil sin
oficio conocido, sectaria e hipócrita (aunque no engañe a nadie), que antes
está con los delincuentes (los ocupadores) que con las víctimas (los
ocupados).¿Qué se puede esperar de alguien que estuvo en una plataforma de
afectados por las hipotecas sin haber tenido en su vida un préstamo con
garantía de esa clase?
Por
lo visto, la capital de Cataluña va camino de convertirse en una ciudad sin
Ley, si es que no lo es ya. Y para la bruja
Piruja, la culpa no es suya: es de los
medios, de la derecha, de la Fiscalía y hasta del gobierno regional. De todos,
menos del gobierno municipal que ella encabeza. Claro, que uno empieza a dudar
de la cordura de la regidora cuando se despacha diciendo que Barcelona es de las ciudades más seguras. Lo de que
su prioridad es que salgan los presos
es algo que entraba dentro de lo previsible.
Los
neocom, como siempre, preocupándose
de las prioridades verdaderamente acuciantes: poner faldas a los muñequitos de
los semáforos, liberar golpistas… esas cosas.
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